La Guerra de Los Dos Lados: La Guerra Contra El Dolor
Artistas de Los Ángeles viajan a la Ciudad de México para reunirse con sus homólogos y plantear una sencilla e impactante pregunta: ¿Cuál es el papel de la comunidad creativa en el contexto de la guerra del narco que ha cobrado un precio devastador en ambos lados de la frontera entre México y los Estados Unidos?
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Vivo en un país donde la violencia patrulla las calles.
Uno
"Matar era un verbo", me cuenta Elmer Mendoza recordando su infancia en el rancho de su abuelo, en Sinaloa, cuando salía con sus primos a matar liebres y conejos. Luego, ese verbo comenzó a relacionarlo con lo que podía pasarle a los humanos, y eso era parte de la vida, pero "no había carga de violencia, porque cuando hay carga de violencia hay temor, hay angustia, hay espera, hay inseguridad, hay un profundo dolor, la sensación es muy distinta". Así se vive la vida en el México de estos tiempos.
El dialogo con Elmer Mendoza sucedió días después del Encuentro Binacional "La guerra de los dos lados". No se trató de una mera coincidencia. Cuando la violencia se desata, la violencia danza en todos nuestros alrededores. Elmer Mendoza estaba en Cuernavaca para dar una conferencia sobre la pasión y motivo de su literatura, la novela policiaca, donde entre otras cosas dijo:
"Yo vivo en Culiacán, la cuna del narco industrial, probablemente la región donde hay más inversión de dinero negro, y me pregunto ¿cómo es que nosotros llegamos a esto? Les pregunto a mis mayores, a mis amigos que tienen 80 años ¿cómo es que llegamos nosotros a esto? y todos callan, porque todos, todos, somos culpables, por permisivos. Yo, al principio, cuando publiqué las primeras novelas, me reclamaban: "tú no puedes decir esto de nuestra ciudad" ¿Por qué no? Lo he escrito para que reflexionemos dónde estamos parados y que vamos a hacer. Y esto de alguna manera se aplica al país ¿Por qué somos un país tan corrupto, por qué somos un país educado tan defectuosamente, por qué somos tan miedosos."
Todos somos culpables, por permisivos. La conclusión de Elmer Mendoza parece radical. Pero esta no es una historia de buenos y malos, de inocentes y culpables, sino una condición a la que hemos llegado juntos. ¿Cuándo y cómo empezaron estos tiempos dolidos de violencia? No precisamente ayer y con el narcotráfico. La historia es añeja, una sucesión de crímenes sin castigo a lo largo de los tiempos, en una sociedad que se acostumbró a creer que la corrupción es un mal necesario.
Dos
La idea de que las guerras siempre son de los otros es un mal entendido de la humanidad. En Estados Unidos, cuando en los medios y entre la gente se habla de la violencia que se vive en este país, es común que se refieran a "la guerra de México y los mexicanos contra el narcotráfico". Pero no, esta es una historia mucho más compleja y rebasa las fronteras. La política exterior, el consumo de drogas y la facilidad para adquirir armas son elementos que vuelven cómplices en esta historia a nuestros vecinos.
Tres
El 5 de mayo de 2011, el mismo día que Javier Sicilia encabezó la primera movilización nacional, que marcó el nacimiento del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, recibí un mensaje de mi amigo Rubén Martínez, que desde Los Ángeles me decía: "por acá, siguiendo las noticias de tu pueblo, siempre consternados..." Para después contarme del performance que una semana después presentarían en Los Ángeles, California, para el cual convocó a un grupo de artistas y músicos. La guerra contra el narcotráfico, una guerra de los dos lados, es lo que inspiró este acto escénico tan cercano al teatro de carpa: Variedades. drugs: mexico. america. me muero mi amor!
A Rubén Martínez lo conocí el siglo pasado. Si mal no recuerdo fue en Tijuana, en la casa que nuestra amiga común, la periodista y comunicadora Maria Eraña, tenía al lado del legendario centro cultural "El Nopal Centenario". Era el año 1993 y Rubén acababa de publicar su libro ">"The other side," donde reunió historias sobre el grafiti y las pandillas de Los Ángeles, la guerrilla en El Salvador y la irrupción del rock en español desde el DF. Hicimos una entrevista que se transmitió en la red de emisoras comunitarias Radio Bilingüe, donde ya desde entonces yo colaboraba. Ese encuentro fue el principio de otros, que a lo largo del tiempo y de una intensa manera dosificada, han sucedido y en donde hemos hablado de tantas cosas, como de las fronteras, las migraciones, los amigos con sus cambiantes maneras de convivir o de replegarse, el azar, las drogas,Leticia Servin y sus canciones con Sor Juana Inés, la Maldita Vecindad, lo binacional desde sus acciones creadas con arte... y la violencia, sobre todo la violencia en estos tiempos recientes, porque no hay manera de escaparse de ella: nadie, ni siquiera el que cree que no la padece, se puede escapar de la violencia.
Pero si no es posible escapar de la violencia, sí lo es construir otros mundos dentro de ese mundo total que caminamos. Para eso puede ser preciso el arte, la creatividad, la imaginación como un chaman que atempere nuestro lado salvaje y estimule nuestras noblezas. Esa fue una de las inspiraciones para convocar a un encuentro que, en su nombre, define su tentativa. Si no entendemos que la guerra, como la vida y como la paz, nos hace cómplices a todos, irremediablemente, y que la cosa se pudre cuando aparecen los que se lavan las manos, entonces la dolencia seguirá en su loca espiral.
Cuatro
"Para reflexionar dónde estamos parados y qué vamos a hacer", como describe Elmer Mendoza las intenciones de sus novelas, para eso nos reunimos durante cuatro días en el Museo del Chopo de la ciudad de México y un día en Cuernavaca, Morelos. Poetas, artistas visuales, músicos, periodistas, artistas del performance y documentalistas que hablaron de su trabajo y como lo encauzan tratando de interpretar esta dolida realidad. Algunas y algunos ya nos conocíamos, en persona o por la red. Otros comenzamos a conocernos a través de este encuentro, en una sucesión de diálogos donde las certezas se disolvían constantemente, porque hablar de una realidad que la violencia desmesurada nos ha impuesto es adentrarse en pensamientos contradictorios. Lo descarnado de mostrar la tragedia sin censura o la censura para que no nos duela mas el dolor, el estigma hacia el matón o la exploración en su sicología para entenderlo, la urgencia del periodismo y el regodeo de los artistas... Las certezas y las dudas conviven, buscando encontrar a ese chamán que necesitamos.
Cinco
"Imaginar la voz del asesino", dijo la poeta Gabriela Jauregui, no aceptar ese discurso para satanizar a los sicarios, como si uno estuviera libre de culpas. La tentativa para hallar esa voz es provocadora y parece no tener argumentos a su favor, pero está unida a ese pensamiento que no acepta que la guerra es de los otros: "todos estamos implicados, aunque nunca te hayas metido una raya, estamos todos adentro".
¿Y si lo vemos desde el dolor? ¿Cómo se mide el dolor? ¿Es posible medirlo? ¿Cómo encontrar el tamaño de un hecho que sólo es comprensible cuando se vive desde la inmensa soledad de lo individual? ¿De qué tamaño es el dolor de una madre que perdió a un hijo estudiante en un fuego cruzado? ¿De qué tamaño el dolor de una madre que perdió a un hijo sicario? ¿Y el dolor de los hermanos y hermanas, el dolor de las novias y de todos los parientes y amigos cercanos? Más allá de las culpas, de ese siniestro en algo andaban o se están matando entre ellos, se hallan las dolencias del alma. ¿Cuántas de estas se suman a causa de las mas de 70 mil muertes en esta guerra?
Seis
Cada quien tiene su historia personal de lo que vivió en este encuentro, donde sucedieron momentos reveladores, provocados por la manera de significar desde el arte y el periodismo estos tiempos violentos. Nuestros ojos y nuestras sensaciones se mueven desde lo que hacemos, desde el periodismo o la poesía (a veces los dos a la vez), desde el performance o la traducción, desde la música o el arte gráfico. Escuchar a la periodista Daniela Pastrana, que luego de la presentación de César Martínez (describiendo y mostrando imágenes de sus performances e instalaciones, que se fugan de los museos para manifestarse), caía en la cuenta de que ella misma había sido protagonista de performances desde su ejercicio periodístico, fue un efecto preciso de lo que ha provocado este dialogo colectivo. La vida es un performance que nos involucra más a allá de lo que alcanzamos a imaginar.
Siete
Ni el arte ni el periodismo pueden cambiar el mundo, pero nos sirven para cambiar nuestra manera de ver al mundo, parafraseando al poeta chileno Héctor Hernández, que lo dice hablando de la poesía. "La Guerra de los dos lados" no nos ha reunido para cambiar al mundo, desgraciadamente, pero si para escucharnos y buscar en nuestras visiones y creaciones otras formas de abrazar la vida y sus otredades.
Ocho
El lenguaje como materia del arte. "Si no podemos imaginar otra manera de usar el lenguaje no podemos imaginar otro mundo", dice Jen Hoffer. Un lenguaje que nos sirva para interpretar cualquier guerra que le duele a este planeta. Escuchar a los demás es más importante que hablar, piensa Jen, pero con la creencia de que la poesía y el arte pueden funcionar como una nueva gramática, reconociendo al mundo para rehacerlo, traduciéndolo, creando nuevas estructuras del pensamiento. Ese es el tremendo acertijo: saber traducir al mundo, cada quien desde sus maneras de expresión y sus espíritus.
Nueve
Sólo quien ha vivido la marejada de la violencia sabe lo que esa dolencia entraña. Las cifras nos pueden parecer descomunales, señas de una barbarie desatada, pero no alcanzamos a percibir sus efectos desoladores de inmenso dolor. El arte y el periodismo son testigos, pero no tienen alfabeto que les alcance para transmitir la dimensión de la tragedia.
En distintos momentos de este dialogo se recordó un libro que reúne maneras de acercarse a las dolencias de este país. El lenguaje, otra vez el lenguaje, la palabra que se dice y se escucha queriendo hallar respuestas. La palabra, esa posibilidad de que el mundo pueda ser otro, escribió a href="http://www.belletrista.com/2010/issue5/features_1.php">Cristina Rivera Garza en "Dolerse - Textos desde un país herido."
Diez
El dilema es qué hacer con "un fantasma inútil que no se quiere ir" escribe John Gibler en un libro cuyo título evoca a Oliverio Girondo y sus "20 poemas para ser leídos en un tranvía," adaptado a esta realidad cabrona: "20 poemas para ser leídos en una balacera." El título no es retórico, John Gibler practica el periodismo y la poesía desde una audacia que busca ahuyentar a ese "fantasma inútil", en textos donde resuenan las balaceras y los silencios entre cortados de una realidad al filo de la navaja. ¿Es la búsqueda de ese nuevo lenguaje que propone Jen Hoffer?
Once
La violencia. El lenguaje. La distancia. La frontera. El miedo. La traducción. El silencio. La audacia. El imperio del narco. Las balaceras. Las narcomantas. La migración. La crueldad. Los desaparecidos. Las desaparecidas. Las muertas. Los muertos. Los estigmas. Lo descarnado. La indiferencia. Los huérfanos.
Doce
Confrontar los efectos de la guerra a través de intervenciones que ataquen a la sensibilidad y los estereotipos estadounidense, propone Daniel Hernández. La realidad desnuda para no adivinarla. La frontera no es una zona donde ondean cada bandera en su territorio, dice Daniel: "Esto es un portal donde se mueve droga, dinero y gente con la complicidad de miles de agentes corruptos".
Trece
"Que no se quede la violencia que trae la droga, aunque es horrorosa y hay que tomarla en cuenta, pero que no oscurezca la violencia que hace el Estado", dijo Sylvia Marcos en su participación en "La guerra de los dos lados." También habló de la represión al pueblo de Atenco, Estado de México, de las 26 mujeres que fueron violadas por la policía, de la negación del entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, a aceptar su responsabilidad en la cadena de mando que llevó a esos hechos. Violencia es, dijo, la expulsión de comunidades indígenas en sitios donde hay minas de metales preciosos, violencia de Estado por la alianza del gobierno con las corporaciones.
Catorce
Dos muchachos con pasamontañas y metralletas amedrentaron a su amigo Gabriel en Huitzilac, Morelos. Llegaron al centro comunitario donde estaba trabajando y con la bota sobre su cara le preguntaron qué hacía allí, él les respondió que colaborando para crear un lugar de atención a viejitos. Esta historia la contó Tania Barberan, hablando de esta época aciaga en que se derrumban nuestras creencias más afables hacia el ser humano. "La gente buena no existe" le dijeron a su amigo esos muchachos armados.
Quince
"Vivimos una violencia, cruenta, desmesurada, inaudita. Es una época que inauguran los nazis y que se ve muy claro en este país, donde se quiere borrar el paso, los vestigios de la existencia de un ser humano sobre la tierra." - Javier Sicilia
Dieciseis
La voluntad que se rinde, hallando en el otro ese gesto primitivo y solidario, que consiste en saber qué hacer con la querencia que no nos es ajena. Formas de un performance que escenificó Rafa Esparza en el Jardín Borda de Cuernavaca, Morelos.
Diecisiete
Para dolerse más. Esas imágenes duelen. Son el miedo congelado. La tristeza ante lo incomprensible. La barbarie atroz. La ausencia de alma. Son seres humanos que pudieron ser nuestros seres humanos. Son silencios que interrogan con preguntas para las que no hay respuestas. El arte. El periodismo. A cada instante una posibilidad de traducir el mundo, queriendo que el mundo sea más legible, que por una vez en el tiempo el ser humano sea de verdad humano.
La Guerra de los dos lados/The War on Both Sides cuenta con el apoyo de varias instancias culturales en ambos lados de la frontera. Agradecemos al Departamento de Asuntos Culturales de la Ciudad de Los Ángeles, que nos brindó una beca generosa para este intercambio internacional. En la Ciudad de México el Museo Universitario del Chopo nos recibió con muy amable hospitalidad; en particular agradecemos a su director, el Lic. José Luis Paredes Pacho, y su equipo de trabajo: Claudia Manzanilla, Dalila Silva Ortíz, Blanca Espinosa, Javier Marín, y Amaranta Marentes. En Los Ángeles, Carol Jacques y Dalila Sotelo de Los Amigos de Siqueiros, y la activista-publicista Martha Ugarte nos hicieron posible nuestra primera presentación pública en Estados Unidos en el América Tropical Interpretive Center en la Calle Olvera. En Cuernavaca nuestro proyecto fue posible gracias a la hospitalidad y el apoyo logístico de la Secretaría de Cultura de Morelos, a través de su secretaria, Cristina Faesler y su equipo de trabajo. En particular agradecemos a Hernan Osorio, de esa misma institución, y a Alicia Reardon, quienes fueron los responsables de la coordinación y logística del encuentro.
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