La educación empieza con un salón de clases limpio
Un salón de clases limpio y ordenado es el primer paso para un aprendizaje propicio entre maestros y alumnos. Ese es el trabajo que Martha Rodríguez realiza en la Betty Plasencia Elementary School, ubicada en el vecindario de Echo Park en la ciudad de Los Ángeles.
Rodríguez ha sido la conserje de esta escuela desde hace seis años, cuando comenzó a trabajar para el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD), del cual fue alumna.
“Me encanta mi trabajo. Me gusta que los niños tengan un salón limpio y tranquilo donde aprender”, dice Rodríguez. “Aunque no tenga tanto contacto con ellos, es bonito saber que mi trabajo contribuye a su aprendizaje. Me da orgullo ver que todo está limpio”.
El trabajo de Rodríguez consiste en dejar todo listo para el día siguiente, y para ello usa conceptos matemáticos en muchas de sus tareas diarias, “desde medir cuántas onzas de líquido para limpiar necesito para trapear el piso o limpiar los escritorios, hasta llenar mi tarjeta de horas de trabajo. Por ejemplo, tengo que restar los minutos de descanso que tomo o sumar cuando trabajo de más”, explica Rodríguez. “También tengo que llevar la cuenta de mi tiempo de almuerzo para anotarlo en la tarjeta”.
Rodríguez no solo usa las matemáticas en su trabajo, sino también en muchas tareas cotidianas del hogar con sus tres hijas. “Cuando cocino y mido los ingredientes, o cuando vamos al supermercado a hacer la compra, les digo a mis hijas que vean las etiquetas y comparen dos productos que contienen la misma cantidad pero tienen distintos precios”.
Rodríguez cuenta que, a diferencia de sus dos hijas menores, su hija mayor tuvo que batallar más con las matemáticas. “Ella tuvo que recurrir a un tutor para que le ayudara a ponerse al corriente. Ahora es diferente: a veces uso los videos de YouTube para que mis hijas menores entiendan los pasos de sus problemas de matemáticas. Hoy es más fácil buscar cómo ayudarles en internet”.
Ella cree que para la mayoría de los padres que, como ella, trabajan casi todo el día, es difícil encontrar el tiempo y la manera adecuada de ayudar a sus niños, sobre todo ahora que las matemáticas se enseñan “de una forma muy diferente”.
Rodríguez, quien nació y creció en Boyle Heights, vive en Compton con su familia. Ella tiene muy presentes sus raíces mexicanas. Está orgullosa de su cultura y enseña a sus hijas a mantener el amor por sus tradiciones.
“Mi mamá inmigró a los 17 años. Fue madre soltera y trabajó mucho. Dejó su país, pero no sus tradiciones. Yo las aprendí de ella y espero que mis hijas las aprendan y las continúen”, expresó.
“Estoy orgullosa de mi trabajo porque veo que los maestros se empeñan en que los estudiantes aprendan y lo hacen con mucha entrega. Por eso me gusta mucho lo que hago: al mantener todo limpio, yo también entrego lo mejor de mí para que los niños aprendan”.