Pregunte al experto: ¿Qué tan pronto debo hablar con mis hijos sobre la universidad?
¿Cuándo es demasiado pronto para hablar con los niños sobre la universidad? Los expertos dicen que la edad preescolar es un buen momento para comenzar. Al hablar sobre trabajos que concuerdan con los intereses de los niños, ellos pueden imaginarse a sí mismos en diferentes ocupaciones, al tiempo que se deja la puerta abierta para conversar sobre los “lugares especiales” donde las personas aprenden las habilidades requeridas para esas carreras.
Esperar hasta que los niños sean mayores puede estrecharles la perspectiva sobre las innumerables ocupaciones que pueden elegir, dijo Jennifer Saporito, quien ha sido educadora durante 29 años y trabaja para el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles.
En su trabajo como consejera universitaria y de carrera para estudiantes de escuela media, Saporito se relaciona con niños que a menudo tienen metas profesionales similares. Ellos se sienten atraídos por una lista limitada de ocupaciones, como oficial de policía, bombero, médico, abogado, “Youtuber” y estrella del baloncesto de la NBA. Rara vez se mencionan otras opciones de carrera.
“Se han encasillado en esas carreras porque piensan que son fascinantes”, dijo Saporito.
¿Cómo dar a conocer la universidad a los niños pequeños desde temprana edad?
- Indique las diferentes ocupaciones cuando anden fuera de casa. Conversen sobre el impacto que tiene cada rol en la comunidad.
- Hablen sobre los diferentes lugares donde la gente aprende habilidades especiales y visiten los campus universitarios cercanos.
- Pregúnteles a los niños sobre los trabajos que les interesan y por qué.
- Recuérdeles que tienen muchas opciones para el futuro.
Hablen sobre ocupaciones
Los padres pueden empezar a hablar del concepto de universidad (de una manera apropiada para la edad) cuando los niños tienen apenas 3 o 4 años, dijo la Dra. Oona Fontanella-Nothom, profesora asistente de educación preescolar en la Universidad del Estado de California en Los Ángeles.
Según dijo, a esa edad los niños comienzan a comprender el concepto del empleo y a imaginarse a sí mismos en una ocupación.
Cuando se les explica lo que supone un trabajo, se les habla de capacitación, lo que a menudo incluye asistir a la universidad. En esa etapa de su desarrollo, los niños empiezan a entender qué es la universidad y cuál es su importancia, dijo Fontanella-Nothom.
Hablen sobre la universidad (¡y visítenla!)
Los paseos pueden desempeñar un rol en las conversaciones sobre carreras. Por ejemplo, una visita al zoológico ofrece la oportunidad de hablar sobre los empleados que trabajan con los animales, de qué se tratan sus trabajos, y el lugar especial donde aprenden a cuidar de los animales, que es la universidad, dijo Fontanella-Nothom.
Añadió que cuanto más hablan los padres sobre las diferentes ocupaciones y universidades, más cómodos se sienten los niños sobre la educación superior, pues comienzan a verla “como algo valioso y alcanzable”.
Para conseguir que los niños se interesen en la universidad, hay que desarrollar una apreciación por el aprendizaje, dijo la Dra. Sandra Kaplan, profesora de educación clínica de la Escuela de Educación Rossier de la Universidad del Sur de California (USC).
“Estamos aprendiendo todo el tiempo”, dijo Kaplan. La universidad “es otro lugar donde se va a aprender”.
Al igual que los cajones de arena donde juegan los niños, una universidad es un lugar para explorar y aplicar la propia creatividad, excepto que se trata de “un cajón de arena realmente grande”, explicó Kaplan.
A menudo, los jóvenes llegan a la universidad sin estar preparados porque solo la ven como un lugar de estudios cuando es mucho más que eso, dijo la Dra. Angela “Laila” Hasan, profesora de educación clínica de la Escuela de Educación Rossier de la USC.
Cuando los niños van aprendiendo sobre las universidades desde temprana edad, se preparan para una experiencia universitaria más abierta.
Una visita a un campus universitario, ya sea una escuela vocacional, un colegio comunitario o una universidad que otorga bachilleratos, brinda oportunidades para interactuar con los profesores, los entrenadores y otras personas, dijo Hasan.
Tales interacciones enseñan a los niños que sus relaciones con los profesores universitarios serán diferentes a las que tienen con sus maestros de primaria, escuela media o secundaria, indicó.
Hasan dijo que los estudiantes no van a la oficina de un profesor por haberse metido en problemas. Mas bien, se les anima a acercarse a los docentes para hacer preguntas, discutir conceptos e intercambiar ideas. Al ser los primeros maestros de los niños, los padres y cuidadores pueden fomentar desde el principio este tipo de relación abierta con los adultos animando a los niños a hacer preguntas y participando en juegos simulados con ellos.
Consejos de expertos:
Hablen de habilidades
Al hablar sobre carreras, es importante que los niños conozcan las habilidades que se requieren, dijo Kaplan.
Por ejemplo, supongamos que un niño está interesado en ser bombero. En ese caso, se le puede explicar que un bombero debe poseer ciertas habilidades médicas para ayudar a las persona enfermas o lesionadas durante una emergencia, así como una comprensión de los principios de ingeniería para saber qué hacer en el caso de un edificio derrumbado, por ejemplo, indicó Kaplan.
“Un bombero tiene muchísimos conocimientos sobre diferentes cosas”, dijo. “Los estudiantes no comprenden las múltiples cosas que alguien en cierto campo debe saber hacer”.
Los niños también deben entender que las habilidades pueden ser transferibles, dijo Hasan.
Si un niño está interesado en ser detective de la policía, los padres pueden explicarle que esa carrera requiere que la persona sea observadora y capaz de rastrear información, indicó.
“Uno podría ser un investigador, pues se requieren las mismas habilidades que tienen los detectives”, dijo Hasan. “Observen cosas particulares, vean lo que esas personas hacen y noten cómo esas mismas habilidades se aplican en otros campos”.
No es suficiente con que los niños conozcan diferentes ocupaciones, dijo Saporito. Los padres deben explicarles que la mayoría de los trabajos no son sofisticados, pero que son necesarios, y quienes los hacen marcan una diferencia en las vidas de las personas. Por ejemplo, los conductores de autobuses ayudan a transportar a miles de personas al trabajo, a la escuela y a citas importantes. Los técnicos en flebotomía son miembros de equipos médicos que proporcionan atención sanitaria, y los trabajadores de la construcción pueden construir todo tipo de cosas.
A medida que los niños crecen, empiezan a sentir atracción por los empleos, dijo Saporito. Cuando eso suceda, los padres deben preguntarles qué es lo que les atrae de esas ocupaciones.
Por ejemplo, Saporito explicó que si un niño quiere trabajar en la cocina de un restaurante, los padres deben preguntarle por qué. ¿Es porque le gusta preparar comidas o porque hay utensilios y equipos con los que quiere trabajar?
“Deje que la conversación fluya y averigüe por qué al niño le gustaría hacer ese trabajo”, dijo.
Tales conversaciones permiten a los padres aprender acerca de los intereses de los niños y enseñarles sobre otros trabajos que también les podrían gustar, dijo Saporito.
Hablen de opciones
Es fundamental explicarles a los niños que pueden elegir entre muchas opciones, dijo Saporito. En algunos casos, cuando los estudiantes se dan cuenta de que su fascinante trabajo de ensueño está fuera del alcance, pueden desalentarse y perder interés en la educación.
Un joven desilusionado puede terminar abandonando la escuela y recurriendo a empleos de salario bajo, lo que le puede deparar poca o ninguna oportunidad de progreso y una vida de dificultades económicas.
Fontanella-Nothom recomienda que los padres eviten presionar a los niños para que vayan a una escuela específica o sigan una carrera en particular. A veces los padres comienzan a decirle a sus hijos desde una edad muy temprana que irán a una universidad específica, antes de que el niño esté listo para elegir una carrera o cuente con una trayectoria académica para llegar allí, dijo.
Cuando el niño sea mayor y escoja una carrera, la universidad a la que el padre quería que su hijo asistiera quizá no sea la mejor opción.
Los niños deben entender que hay diferentes universidades y que cada una tiene programas de estudio en los que se destaca, dijo Hasan. Los estudiantes deben entender que les conviene matricularse en una universidad apta para capacitarlos en la carrera de su elección.
Otro recordatorio para las familias que están considerando el costo de la educación superior es que gracias a muchas escuelas de bajo costo, oportunidades de becas y subsidios para la educación, las universidades son más accesible para los estudiantes con diferentes niveles de ingresos.
“Hay que mirar a las universidades desde una perspectiva más amplia”, concluyó Fontanella-Nothom.
Un agradecimiento especial a Jennifer Saporito y a otros padres y educadores del centro de Los Ángeles que ayudaron a inspirar esta historia al guiar las trayectorias académicas de los niños pequeños.