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Las matemáticas nos rodean: juegos sencillos para practicar la creación de conjuntos y la clasificación

Primer plano de las manos de una persona preparando cajitas de bocadillos con frutas, nueces y sándwiches.
Al preparar la merienda, los adultos pueden animar a los niños a clasificar los ingredientes y a pensar en las semejanzas y diferencias entre ellos. | Rimma_Bondarenko/Getty Images/iStockphoto
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Cuando alguien dice la palabra ‘matemáticas’, ¿qué se le viene a la mente? ¿Recuerda hoja tras hoja de ejercicios cronometrados en la escuela? ¿O cómo se sintió cuando no entendía un concepto y la única respuesta que recibió fue una gran ‘X’ roja en su tarea? Esa fue mi experiencia hace muchos años, antes de convertirme en maestra y madre. No fue sino hasta que comencé a crear experiencias de aprendizaje alegres para mis estudiantes que me di cuenta de que las matemáticas no tienen por qué enseñarse de una manera tan desconectada de nuestra vida cotidiana.

Las matemáticas nos rodean. Están cuando preparamos comidas deliciosas con la familia, desciframos el presupuesto semanal y calculamos la distancia para llegar a la casa de un pariente. Están cuando decidimos que, si queremos construir una pajarera, tendremos que conseguir todos los materiales, medirlos y poner manos a la obra. Las matemáticas tienen que ver con resolver problemas, tener curiosidad y asumir riesgos. Se tratan de encontrar soluciones y reconocer que si algo no funcionó, podemos intentarlo de nuevo. Cuando abordamos las matemáticas de una manera divertida, ayudamos a los niños a crear conexiones positivas con la palabra que precisamente hace que algunas personas se estremezcan.

A continuación le ofrecemos tres maneras de aprovechar la curiosidad de su niño, convertir las tareas cotidianas en juegos entretenidos y comenzar a mostrarle que las matemáticas están en todas partes y nos ayudan de muchas formas a lo largo del día.

Lavandería

Mi niña de cuatro años está obsesionada con clasificar la ropa. Cuando llegue el momento de guardar la ropa después de haberla lavado y secado, involucre a su niño. Estos son algunos juegos simples que pueden ayudarle a ser creativo con esta rutinaria tarea:

  • ¿De quién es este calcetín?
    • Pídale al niño que busque y reúna todos los calcetines. Use el habla matemática, como: “¿Puedes encontrar pares de calcetines? ¿Sabes cuáles calcetines te pertenecen?”.
    • Anime al niño a ver cuáles calcetines pertenecen a sus padres y a sus hermanos mayores y menores. Pídale que piense en el tamaño de los calcetines, los colores o los patrones para determinar a quién pertenecen. El niño no solo practicará la clasificación, sino que (con suerte) ¡también ayudará a resolver el misterio del calcetín perdido!
  • Mi ropa
    • Pida al niño que busque y amontone toda su ropa. Luego, el niño puede clasificarla en pilas de pantalones, pantalones cortos, camisetas, camisas de manga larga, sudaderas con capucha, vestidos y más. Sea creativo y vea si su niño puede ordenar la ropa por color, prendas favoritas, ropa para clima cálido o fresco y ropa para jugar afuera en el barro.
    • Use el habla matemática para animar al niño a explicar las semejanzas y diferencias entre las pilas. Por ejemplo, “¿Cuál pila tiene más prendas? ¿Cuál pila tiene menos prendas? ¿Cuál pila pesa más? ¿Cuál pila pesa menos? ¿Por qué?”.

Comestibles

Los niños se sienten valiosos e importantes cuando sus cuidadores los involucran en las tareas cotidianas. Aunque cada uno de nosotros tiene un determinado sistema para guardar los comestibles, involucrar al niño en esta tarea de modo que se convierta en un juego puede ayudarlo a comprender dónde van las cosas y por qué.

  • Clasifiquen los artículos
    • Pídale al niño que comience a sacar los comestibles de la bolsa. Anímelo a mirar el artículo y decir lo que cree que es. Por ejemplo, “Esto es queso”.
    • Una vez que el niño haya mirado el artículo, pídale que piense dónde debería guardarse. Incorpore el habla matemática haciendo preguntas como: “¿El queso se debe mantener frío? ¿Dónde lo pondríamos para que se mantenga frío?”.
    • O bien, pídale al niño que piense qué pasaría si colocara algo como la carne en la alacena en lugar de la nevera o el congelador, que son fríos. Pregunte: “¿Se mantendría sabroso? ¿O se estropearía?”. Esta también es la manera ideal de incorporar vocabulario nuevo al repertorio del niño (por ejemplo, estropear).
    • Ayude al niño según sea necesario y guíelo para que guarde los alimentos en los lugares correctos.
  • Clasifiquen verduras y frutas
    • Coloque todas las verduras y frutas que compró en el supermercado sobre la mesa. ¡No importa cuántas sean!
    • Pídale al niño que piense en las semejanzas y diferencias entre las verduras y las frutas, incluidos los colores, tamaños, formas, propósitos, alimentos favoritos, etc. Use el habla matemática para describir lo que ve. Por ejemplo, “Veo que esta zanahoria es larga y delgada. Otro vegetal que es largo y delgado es el apio. Los pondré a los dos aquí. Pero esta manzana es grande y redonda, al igual que esta naranja. Las colocaré en esta otra pila”.
    • Continúe mientras el niño esté participativo. También puede pedir al niño que piense en las semejanzas y diferencias entre las verduras y las frutas cuando prepare la comida.

Limpieza

En nuestra casa, al final del día hay zapatos, tazones vacíos, tazas,peluches, hojas para colorear y juguetes para perros dispersos por todas partes. Dependiendo del día, a veces los objetos causantes de traspiés se quedan por ahí. Pero otros días me siento más ambiciosa. Poner cada cosa en su lugar es una forma natural de ayudar a los niños a aprender a clasificar objetos iguales y diferentes.

  • Veo, veo un juguete
    • Explíquele al niño que van a ir a una cacería de juguetes. El objetivo es encontrar todos los juguetes y guardarlos en su lugar. Haga algunas rondas de prueba diciendo: “Veo, veo un oso pardo. Lo voy a acostar en su lugar, en esta canasta que está aquí”. O bien, “Veo, veo crayones. Voy a ponerlos en su lugar, en el cajón de la cocina”.
    • Anime al niño a pensar en las semejanzas entre los diferentes objetos a medida que los van colocando en su lugar. Por ejemplo, todos los rompecabezas van en una canasta en el armario, mientras que todos los materiales para colorear van en un cajón de la cocina.
    • Ayude al niño según sea necesario y use el habla matemática para animarlo a pensar en las semejanzas y diferencias entre los juguetes, sus usos, su aspecto y el lugar donde se guardan.
  • ¿Dónde se guarda?
    • Saque algunas canastas o recipientes diferentes y explíquele al niño que van a caminar por la casa para buscar cosas que deban guardarse.
    • Coloque un objeto en cada canasta o recipiente antes de comenzar para darles un elemento visual a los niños pequeños. Por ejemplo, coloque un bloque en una canasta, una figurita en otra y un peluche en la tercera.
    • Camine por la casa y pídale al niño que encuentre objetos que pueda colocar en la canasta.
    • Haga preguntas como: “¿Dónde debo colocar este bloque? ¿Cuál canasta tiene un bloque?” o “Esta es una figurita de Lego. ¿Cuál canasta tiene algo parecido? La canasta de bloques, la de figuritas o la de peluches donde pusimos este pingüinito?”.
    • Anime al niño a decidir según lo que entiende. La elección puede ser confusa para algunos objetos. En esos casos, use el habla matemática para apoyar el pensamiento crítico y la curiosidad. Puede decir: “Noto que esta es una figurita de Lego y esta otra es una figurita de plástico. Pero ambas son personas. Voy a colocar la figurita de Lego en la canasta donde pusimos la figurita de plástico”. También puede intentar decir, “Me pregunto dónde debería ir este dinosaurio de peluche. Es suave y liviano, pero no veo a otro dinosaurio. ¿Qué opinas?”.

Estas son solo algunas formas de hacer que los niños asocien cosas positivas con las matemáticas, ¡pero hay infinidad de posibilidades! Solo se necesita un poco de ingenio y creatividad. ¿Cómo integrará las matemáticas a la vida cotidiana de su niño?