Skip to main content

Cómo ayudar a los niños a evitar enfermedades comunes

Padre limpia la nariz de su hija con un pañuelo.
Las enfermedades proliferan cuando los pequeños juegan, aprenden y socializan. Pero si la pandemia nos ha enseñado algo es que, a veces, enfermarse o no depende de nuestro comportamiento. | Sasha_Suzi/Getty Images/iStockphoto
Idioma:
Apoyo Brindado Por

Publicado en inglés el 17 de junio de 2021.

Mi hijo comenzó el preescolar en octubre de 2019, después de haber estado asistiendo a una guardería casera con un pequeño grupo de niños.

Ese fin de año de 2019, e incluso enero y febrero de 2020, fueron nefastos. El niño tenía resfriados y tos constantemente. Cuando veo videos de ese entonces, él siempre andaba con carraspera y el humidificador casi siempre estaba funcionando. Además, tuvo episodios de conjuntivitis, enfermedad de manos, pies y boca y al menos tres fiebres altas. De milagro no se contagió de los brotes de laringitis y escabiosis que hubo en su clase.

El resto de la familia también sufrió. Mi marido y yo tuvimos resfriados frecuentes; yo tuve gripe y mi marido tuvo una tos con fiebre que nunca se le fue.

Luego llegó marzo de 2020 y la escuela cerró debido a la pandemia de la COVID-19. Ninguno de nosotros volvió a estar enfermo durante el resto de la primavera y el verano.

Cuando la escuela volvió a abrir en agosto, se habían implementado varias precauciones estrictas: grupos más pequeños, menos maestros en rotación, controles de temperatura corporal y chequeos médicos, una política estricta de cero enfermedades, y los niños y maestros llevaban mascarillas.

Decidimos enviar al niño de vuelta a la escuela y nos preparamos para lo peor: no tanto para la COVID-19, sino para todas las enfermedades del invierno anterior.

Pero nunca aparecieron.

Mi niño tuvo un corto resfriado, permaneció en casa durante cinco días hasta que sus síntomas desaparecieron y obtuvo un resultado negativo en la prueba de la COVID-19. El resto de sus compañeros hicieron lo mismo. Casi nadie se enfermó de nada, ni siquiera de un resfriado.

Nuestra experiencia no fue inusual durante la pandemia. Gracias al lavado de manos, el uso de mascarillas y el distanciamiento social, muchas personas han podido evitar no solo la COVID-19, sino también otras enfermedades leves como resfriados y gripe. Y eso ha causado que muchos padres de familia, entre los que me incluyo, nos preguntemos cómo seguir evitando las enfermedades en el futuro.

Resulta que las mismas precauciones que nos protegen contra la COVID-19 también nos protegen de la gripe y los resfriados, por no mencionar otras cosas como la conjuntivitis, dice Corinne McDaniels-Davidson, directora del Instituto de Salud Pública de la Universidad Estatal de San Diego.

“Los resfriados y la gripe se propagan por las gotitas que se producen al estornudar y toser, y también al tocar superficies. La distancia que debemos mantener para evitar esa propagación es de más de 3 pies (~1 metro)”, dice. “Por eso no ha habido muchos resfriados y gripe este año, porque hemos tomado medidas mucho más rigurosas para la COVID”.

Sin embargo, ella cree que después de la COVID los resfriados normales regresarán.

“Los resfriados son molestos, pero son de esperar, especialmente cuando hay socialización entre niños, la cual es necesaria para que se desarrollen adecuadamente”, dice. “A los niños les gusta el contacto físico, lo necesitan, y no debemos limitarlo”.

Cleanliness is half the health.
El lavado de manos frecuente también puede ayudar a prevenir enfermedades comunes después de la pandemia.
| Mladen Zivkovic/Getty Images/iStockphoto

Pero indicó que hay ciertos contagios que se pueden evitar. Para ello, recomienda lo siguiente:

  • Asegúrese de que la escuela de sus niños tenga una política estricta de manejo de enfermedades y que la sigan aplicando en el futuro
  • No envíe a los niños a la escuela si están enfermos
  • No vaya a trabajar si está enfermo
  • Pregunte a sus amigos si sus niños o familiares están enfermos antes de que los niños se reúnan a jugar.
  • Siga lavándose las manos y haciendo que sus niños se laven las manos con frecuencia
  • Siga usando mascarillas en lugares públicos

Después de la COVID, las mascarillas son un asunto complicado, dice McDaniels-Davidson, porque pueden obstaculizar el desarrollo infantil. Ella piensa que se puede lograr un equilibrio: los niños podrían usarlas a veces mientras están en la escuela, pero no todo el tiempo.
En cuanto a su propia familia, ella planea seguir usándolas cuando vayan al consultorio del médico. Y, añadió, seguirán prestando atención a la cantidad de personas que se encuentren en lugares abarrotados y a la cantidad de aire que compartan con ellas.

También es importante recordar que la COVID-19 probablemente seguirá presente de un modo u otro en el futuro, incluso aunque haya vacunación. El Dr. Alessandro Sette, inmunólogo del Instituto de Inmunología de La Jolla, dice que es posible contraer la COVID-19 en el futuro aunque estemos vacunados, pero que con suerte se trataría de un caso leve.

Sería como otro tipo de resfriado común, dice.

Así que, si seguimos protegiéndonos contra la COVID-19, también evitaremos resfriados comunes y la gripe, que son todos virus respiratorios que se propagan por los mismos medios: respirar partículas que se propagan por gotitas en el aire, estornudos y tos.

“Sin embargo, aunque los virus respiratorios se propagan de la misma manera, pueden ser diferentes dependiendo del ambiente”, dice. “Algunos virus pueden replicarse en distintas cantidades, por lo que la cantidad de partículas necesarias para infectarse puede variar de un virus a otro. Esto significa que lo que es eficaz para un virus no necesariamente lo es para otro”.

La mejor protección es vacunar a los niños contra la COVID-19 tan pronto como la vacuna esté disponible (y aplicar refuerzos a los adultos y niños mayores), así como tomar las demás precauciones habituales.