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5 maneras de alentar a los niños a ser científicos de vecindario

Niñito con lupa en el parque al aire libre
¡Es hora de salir! | baona/Getty Images
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La ciencia es mucho más que hacer análisis y memorizar teoremas y principios. Para que sea divertida, informal y esclarecedora para los jóvenes estudiantes, Vivienne Byrd, bibliotecaria de la Biblioteca Pública de Los Ángeles y líder de la Iniciativa CTIAM y Ciencias del Vecindario, recomienda a los educadores que la enseñen a través de la ciencia del vecindario, también conocida como ciencia ciudadana. (CTIAM, o STEAM en inglés, es la sigla de ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas).

“La ciencia del vecindario es básicamente para cualquier persona, ya sea que tenga preparación científica o no”, dijo Byrd. “Es para que todos puedan participar”.

Es un enfoque interactivo y práctico de la educación científica en el que personas de todas las edades pueden participar y aprender. Byrd dijo que, debido a que implica recolectar e interpretar datos, usar tecnología y colaborar con las comunidades, “realmente conecta a todos esos niños para que vean cómo es la ciencia en el mundo real, en lugar de ponerlos a memorizar teorías y métodos científicos”.

Después de un seminario web que dirigió para PBS SoCal, Byrd compartió algunas maneras en que los educadores pueden integrar la ciencia del vecindario al aula.

1. Promover la participación activa

Es esencial que el aprendizaje de las materias CTIM (sigla de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática) sea más práctico, dijo Byrd. Los maestros pueden hacerlo mediante proyectos que desarrollen habilidades motoras y requieran algún tipo de actividad física. Por ejemplo, pueden pedir a los niños que soplen aire a través de pajitas en tazas con agua de repollo y con agua clara* para que vean los efectos del dióxido de carbono mediante el cambio de color del agua.

“En mi opinión, los niños realmente entenderán la lección, no solo la memorizarán”, dijo Byrd. “Se les está dando un espacio para que piensen: ‘Si esto está pasando aquí en el aula, ¿cómo será para los que viven en otras partes del mundo?’”.

2. Vincular la ciencia con el mundo real y la comunidad

La participación de la comunidad es una característica importante de la ciencia del vecindario, dijo Byrd, porque ayuda a los estudiantes a ser más conscientes de su entorno y a aprender más sobre sus vecindarios y comunidades.

“Una vez que hacen esa conexión, se queda con ellos”, dijo Byrd.

Por ejemplo, mencionó un proyecto en el que los niños analizaron los niveles de pH del agua de sus hogares e hicieron observaciones basadas en su sabor y apariencia. Luego, compartieron los resultados entre ellos, lo que les ayudó no solo a descubrir diferencias en la calidad del agua y cómo estas podrían afectar a sus familias y vecinos, sino también a identificar quiénes tienen agua más limpia y a aprender un poco sobre los embalses locales.

3. Pensar en resolver problemas

Después de realizar actividades científicas en el vecindario, Byrd dijo que los maestros pueden alentar a los estudiantes a pensar en acciones futuras y en cómo resolver problemas ayudando a crear una solución,* lo que, a su vez, puede profundizar sus conexiones con la comunidad y hacer que se sientan empoderados para crear cambios positivos.

“Pónganlos a pensar en lo que pueden hacer”, dijo Byrd. ‘¿Por qué el agua de nuestro compañero es mejor que la nuestra? ¿Qué podemos hacer para cambiar la calidad del agua en nuestras comunidades o edificios de apartamentos? ¿Debemos hablar con alguien al respecto?’”.

4. Transformar los datos en acciones

Como los datos están en todas partes (ya sea en fotos, palabras o mediciones) y se pueden usar para cambiar el mundo, Byrd dijo que los educadores deben enfatizar su importancia y cómo interpretarlos para que puedan usarse para el cambio. Por ejemplo, los estudiantes pueden usar los datos recopilados sobre la calidad del agua en la comunidad para escribir una carta al ayuntamiento pidiendo mejoras.

5. Tener siempre en cuenta al medioambiente

Byrd dijo que, en el mundo de hoy, es imperativo dar clases de ciencia que tengan en cuenta el cambio climático y se centren en la conservación porque “vivimos en un planeta que está pasando por muchos cambios no muy agradables. El planeta es de los niños más pequeños. Tenemos que hacer todo lo posible para ayudarlos a sobrevivir”.

“Todos sabemos que las materias CTIM son importantes”, dijo Byrd. “Pero en lugar de enseñarle a alguien a ser ingeniero para que construya un mejor motor, debemos enseñarle a construir un mejor motor que a la vez pueda usar energías renovables”.

Cuando los niños se involucran con el mundo que los rodea, aprenden a poner en práctica la teoría buscando formas de mejorar sus comunidades como ciudadanos científicos.

*Recursos disponibles solo en inglés